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Cocina Sonora

  • Foto del escritor: La Señal Música
    La Señal Música
  • 15 mar 2024
  • 4 Min. de lectura

Por Ernesto Oldenburg.


Intro en Primera Persona.


1994. Gano la Beca Antorchas. Un subsidio a la creación artística otorgado por la Fundación que promovía artistas locales por aquella época. La distinción causó en mí el efecto contrario: semejante expectativa paralizó al instante todo mi arrojo e inspiración pictórica.


Como necesitaba trabajar, un amigo cocinero me llevó de ayudante a los catering que la radio Rock & Pop contrataba para los músicos internacionales. Así fue que cociné para Creedence, David Byrne y otros. Cuando vino James Brown no fui de la partida, porque quise verlo como espectador.


Crecí en una familia amante del arte. Todo giraba en torno a la cocina, la música, la pintura y los libros.


Escuchaba cuentos de Moustache, un restaurante de pocas temporadas que mis viejos supieron tener en San Isidro junto a su amigo Christian Kellens. Excéntrico y eximio trombonista belga reconocido en toda Europa, que supo tocar con los mejores: Stephane Grappelli, Gerry Mulligan, Chet Baker, y muchos otros.


Kellens era un gourmand muy exigente. Moustache fue en su breve existencia, un templo de Jazz y cocina del mundo en los efervescentes años ‘60. Jorge Navarro y su tropa tocaban allí.


Música de la Cocina / Las Partes del Arte.


Parece fácil relacionar la música y la cocina, pero no es tarea sencilla. Muchas veces me dijeron cocinar es como pintar. Nada más lejano.


Cada arte es único e incomparable. Así como la pintura estimula la mirada y la contemplación, la música impulsa emociones que influyen en el estado de ánimo. Si un cuadro y una canción logran emocionar, lo hacen por senderos diferentes.


Mientras un buen plato de comida reconforta y hace bailar tu satisfacción, un tema que nos gusta alimenta el alma, cuerpo y espíritu.


Será que al comer y danzar nos aumenta la serotonina, hormona de la felicidad.


Si las notas fuesen especias y los sabores acordes

La rima la salsa, el ritmo picante y el plato canción

La mesa será la música que alimenta nuestros oídos y el corazón.


Platos y Coplas / El Sabor del Paisaje.


Al querer vincular música y gastronomía podríamos incluso forzar una relación entre la topografía de un lugar determinado y su cocina telúrica. Donde paisaje y sabor se funden reflejando el carácter del pago que representan.


Será por eso que los huaynos de la puna son tan intensos como la sazón de los cocidos ancestrales propios de sus valles y quebradas.


Por mencionar un solo ejemplo. El mundo está lleno de ellos.


Cena Show / Desprecio Culinario.


Nada que interfiera más con una comida que una banda o un cantante interrumpiendo cada paso de un menú.


Más que un valor agregado, resulta para muchos una experiencia no grata. Interferencia para todos los sentidos, en todo sentido.


¿A qué pareja le gusta que durante la intimidad de una cena romántica se arrimen a la mesa una tropa de Mariachis a gritarle su Serenata?


Luis Miguel lo dejó bien claro en su última visita a nuestro país. Durante una Cena de Gala en La Rural con tres pasos del Restaurante del Hotel Faena. Cantó recién en los postres, invitando incluso a acercarse a sus fans que incomodaron a los que habían pagado la mesa, bastante onerosa, por cierto. ¿Postura o mensaje?


Restorock / Se Va la Segunda.


Muchos restaurantes tienen alma de rock. Basta mencionar los que marcaron toda una época en las Cañitas, del Zorrito Fabian Von Quintiero, como lo fue el Soul Café, Voodoo Bar y Nina Wok, entre otros.


Bruni, en el bajo de San Isidro, fue su última canción del rubro. Cerrado por las inclemencias económicas de este país, como cuando un vendaval suspende un concierto bajo la lluvia.


En el marco de Cosquín Rock, Non Barro acaba de cerrar su segunda temporada 2024 con el talento del quinteto de cocineros de la talla de Ezequiel Gallardo, Dante Liporace, Paula Massuh, Mariano Pierini y Cecilia Ojeda.


Saltando de géneros, hasta Ryuichi Sakamoto se encargó de plasmar una extensa playlist para Kajitsu, el que fuera su restaurante favorito en el West Village, de Manhattan. Disponible en Spotify.


Vino On the Rock / Banda de Brindis.


Varias son las celebridades que se tientan en tener su propio vino o bodega.


Más allá de Tan Solo, el vino de Ciro Martínez, o AbreMundos, los de Pedro Aznar y Marcelo Pelleretti (gran enólogo y músico amante del rock, creador de Wine Rock, el festival que sacude Mendoza cada vendimia), Gustavo Santaolalla se perfila como el caso más comprometido desde Cielo y Tierra, su viñedo en el mundo. Desde Finca La Luna, en Luján de Cuyo, hace cantar a sus vinos Don Juan Nahuel y Celador.


Platos Canción / Encontrá la Tuya.


Muchas canciones rinden honor a comer y beber. Mientras Lila Down canta todo lo que se debe moler en la Cumbia del Mole, Memphis La Blusera celebra el ambiente de la noche porteña en Moscato, Pizza y Fainá.


Postales Argentinas.


Porque comida, vino y música se entrelazan y se toman de la mano, elevando el espíritu.


Esto por suerte pasó, pasa y seguirá pasando. Como ocurrió hace años, en la Pulpería Macedonio en Uribelarrea cuando el eximio violinista argentino Alberto Lysy improvisaba en una larga sobremesa con vinos de Finca La Anita.

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