Cuerpo y Música
- La Señal Música
- 12 abr 2024
- 2 Min. de lectura
por Ernesto Oldenburg.
La música es una parte del cuerpo, dijo Sakamoto una vez.
Esta definición, certeza breve y contundente, fue la respuesta del músico japonés durante una entrevista, cuando le preguntaron qué significaba la música para él.
Se sabe: la música interviene en nosotros por un portal con acceso directo a lo emotivo.
Algo parecido sucede con el olfato, nuestro sentido de mayor percepción memorial.
Quizás las melodías también tengan la capacidad de retener estados de ánimo, y viceversa.
Será por eso que una canción tiene el poder de evocar a un momento, una persona o un lugar determinado. Y nos transporta tan solo oír las primeras notas.
Entonar las estrofas del himno puede significar un viaje en el tiempo, hasta aquella vez que lo cantamos de pie en el patio primario, o en el jardín primitivo. Solo hay que saber sentir, percibir y dejarse llevar por aquello que nos conmueve. Y al fin andar sin pensamiento.
Madurez Musical.
Porque la música es, como la comida, una cuestión de gusto: madura con el tiempo.
Dicen que el Tango se entiende cuando sufriste una pena de amor. Y el sabor amargo es algo que sabemos apreciar cuando ya hemos probado lo dulce y lo salado. Después está el Acid House.
Pero muy diferente es lo que sucede con la música clásica, si nos referimos a la menos popular. Así como nos conmueve una sonata barroca, un lied o una pieza medieval, apreciamos un vallenato, un blues, una milonga o un vals peruano. Porque la música no tiene fronteras, y eriza la piel. Todas las voces, todas.
Música Pintada.
Fue Xul Solar quien en 1946 pintó las teclas de un piano en tonos diferentes, según las vibraciones de cada nota. Regalo para su mujer Micaela Cárdenas, quien fuera su discípula. Inspirados, ejecutaban una pieza musical relacionada con los colores.
Música y Vida.
Es así que la música se cuela en todos los resquicios del hombre, porque somos sus intérpretes, y oyentes. Y es parte nuestra. Porque la música es inherente al ser humano. O a lo que fuimos antes de serlo, escuchando siempre los sonidos de la vida, de la muerte y de la naturaleza.
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