Tiempos de Vuelo
- La Señal Música
- 23 feb 2024
- 2 Min. de lectura
por Carlos Hidalgo.
La propiedad, el espíritu del ruido, en su inquieto devenir geográfico, eligió en los primeros noventa, la falsa calma de la ciudad de Bristol. Es que en esa pequeña comunidad, se estaba cocinando un nuevo movimiento, amparado en extrañas cruzas y variadas combustiones, que ganaría el nombre "trip hop".
La casual, curiosa confluencia de un tres de personas, que ostentaban distintas edades, estudios y vivencias, derivo una de la experiencias musicales mas intensa de las últimas décadas: Portishead. Es difícil saber bajo que coordenadas se juntaron Adrian Utley, un guitarrista de jazz de 37 años, la expresiva vocalista Beth Gibbons de 29 años y el técnico de sonido Geoff Barrow de 22 años, si se sabe que destilaron un fórmula especial, única.
La búsqueda, la reformulación de identidad, la experimentación abierta, siempre sujeta a las posibilidades de dominio, puede, suele derivar en destilados inesperados. Massive Attack, fue quien abrió el fuego, quien imprimió la etiqueta y sin saberlo, dio pie al inicio de una incipiente escena, que se consolidaría un tiempo después, con la aparición de actos vigorosos como Tricky y Portishead.
El primer mapeo, ya a la vista, exigió la unión de las partes, donde la intuición, la observación aguda y la elaboración paciente, se volvieron imprescindibles en el proceso creativo. La síntesis, implicaba sostener en un mismo esquema, la devoción de Geoff Barrow por los sampleados de hip hop, en especial los de Afrika Bambaataa y Public Enemy, el amor de Beth Gibbons por la música orquestal clásica, con un ancla temporal en los años 50's y las variadas muestras, sin género y edad, que partían de la guitarra de Adrian Utley.

El ejercicio de prueba y error, en el que afinaron y definieron sus rasgos de estilo, se extendió a lo largo de tres años. La estabilidad y cohesión alcanzada en "Dummy", inusual en un disco debut, prueba la importancia que le dio Portishead a los años de laboratorio. El universo infinito que visita el disco, se nutre de una multiplicidad de elementos, que exceden a la fusión de hip hop y jazz.
La superposición y encadenado de sampleados, los ritmos slow motion, los beats oscuros, conviven con las referencias a la música afro americanas de los 60's, a los soundtracks de las películas de espías, al rock progresivo e inclusive a la figura de Lalo Schifrin, Las líricas, que se desgranan en la exquisita voz de Beth Gibbons, cuentan historias desgarradoras, de recuerdos, perdidas y soledad, en un clima ambiental claustrofóbico.
El estado de animo y las sensaciones, que visitan la sensualidad, la melancolía y la desolación, dominan el entramado de "Dummy", que a treinta años de su edición original, desde la periferia más obscura del pop, juega libre y sigue abriendo puertas.
"Dummy" (álbum completo)
La Señal Música (spotify)
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